¿Te has preguntado últimamente si estás haciendo tu máximo esfuerzo para lograr las metas que te has propuesto?

La gran mayoría de las personas ni siquiera se ponen metas concretas y específicas. No se necesita mucho sentido común para saber que si no definimos a donde queremos llegar es poco probable que lleguemos a ningún lado que valga la pena. Sin embargo, la meta en sí misma no es suficiente para asegurar el éxito, se necesitan acciones bien delineadas para llegar a ellas.

Los expertos dicen que las personas toman 3 distintas actitudes para alcanzar sus metas.  ¿Tú cómo crees que puedes tener mejores resultados?

1.- Haciendo aquello que resulta cómodo.

2.- Haciendo lo mejor que se puede.

3.- Haciendo lo que sea necesario.

He aquí la respuesta:

1.- La gran mayoría de las personas, que se proponen alcanzar sus metas, buscan el camino fácil. El atajo, lo que cueste menos. Se guían por la ley del menor esfuerzo. Esto significa que quieren lograr lo que desean, siempre y cuando el camino no los lleve a salir de su zona de confort, de seguridad. Cuando se enfrentan a la necesidad de cambiar, de decidir, de dar algo a cambio, se detienen, como quien espera que el pez brinque del río directo al sartén. Su actitud es más bien de espera, pasiva. En cuanto la exigencia aumenta, abandonan la meta, prefiriendo quedarse donde les resulta cómodo.

2.- Hay segundo grupo más reducido de personas, que le da más valor a su deseo y procuran hacer todo lo que les es posible para lograr sus objetivos, sin embargo, la mayoría de las veces su esfuerzo llega, no hasta donde pueden, sino hasta donde creen que pueden. Y eso los limita. Sabemos que usamos una pequeña parte de nuestro real potencial. Este grupo de personas, en verdad quieren lograr lo que se proponen, pero cuando hay un obstáculo que rebasa lo que hasta ahora es conocido, piensan que hasta ahí llegó el límite de sus posibilidades y paran ahí. Muchas veces les oímos decir con desilusión: “Hice todo lo posible”. Y en verdad, pararon justo cuando estaban a punto de crecer y lograr superar su marca anterior.

3.-El tercer grupo, es un grupo extraordinario, en el que se encuentran menos personas. Saben que su potencial está más allá de lo que ellos  conocen de sí mismos y aún sin la certeza de cómo resolver los problemas, se lanzan decididos a hacer aquello que haya que hacer. Sólo haciendo lo que sea necesario, se rompen las barreras de los miedos, de las limitaciones y se descubre que  somos capaces de lograr más de lo que ni siquiera nosotros mismos nos imaginamos que podemos hacer. Este tipo de personas sabe que no es cómodo, ni se trata de  hacer lo mejor que se puede, es hacer lo que haya que hacer, sabiendo que en el camino, sabrán cómo, descubrirán nuevas alternativas y sobre todo comprobarán que eran capaces de hacer más de lo que ellos mismos creían de sí mismos. Si la meta es posible, se lanzan a hacerla de inmediato, si la meta es “imposible”, solo se tardarán un poco más.

Así que ahora ya sabes la diferencia.

¿Qué puedes hacer hoy mismo para empezar a formar parte de aquellos que están dispuestos a Hacer lo que haya que hacer?